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¿Qué son los Movimientos Sociales?

 

La expresión “movimientos sociales” fue utilizada por primera vez dentro del  análisis social por el académico Lorenz von Stein en el año 1846.

La expresión no siempre se ha referido a un mismo fenómeno. En la actualidad, dentro de las ciencias sociales, existen muchos debates y posiciones encontradas con respecto a qué son los movimientos sociales y si estos representan o no una nueva manera de organizarse. Sin embargo, es posible mencionar algunas características comunes a todos:

• Se trata de redes de interacción entre individuos, grupos u organizaciones.

• Poseen una identidad compartida, un sentido de pertenencia que los aglutina.

• Se organizan a partir de una problemática o conflicto común que los afecta.

• Desarrollan estrategias de acción colectiva para lograr cambios en el orden social.

• Sus integrantes mantienen vínculos estables que perduran en el tiempo.

En realidad, los movimientos sociales surgieron para dar respuesta a alguna problemática concreta. En un mundo en constante cambio, continuamente se presentan nuevos conflictos y por consiguiente, nuevas formas de responder a ellos. En este sentido, en las últimas décadas se han producido grandes cambios que alteraron las estructuras  políticas, económicas, sociales y culturales en todo el mundo, generando un contexto con características definidas.

A este nuevo escenario y sus efectos varios analistas lo denominaron la “nueva cuestión social”, y es en él donde precisamente, emergen muchos de estos movimientos sociales a través de todo el mundo.

Entre algunas de las características de la nueva cuestión social pueden mencionarse:

• Los cambios marcados por la aplicación de políticas neoliberales que, en las últimas décadas, ha sufrido la economía internacional. La disminución del gasto público, la liberación financiera y comercial, la privatización de empresas y servicios estatales y la reducción de la intervención del Estado son algunos de los ejemplos de este tipo de medidas económicas y políticas.

• El aumento del comercio internacional, las innovaciones tecnológicas y comunicacionales, y la interdependencia entre las naciones, que han generado lo que se conoce como globalización, un proceso complejo que altera las esferas económicas, sociales y culturales de todo el mundo.

• Los problemas ambientales, los grandes procesos migratorios y una reestructuración del mercado laboral que provocó un aumento del desempleo y la precarización, así como también una tendencia a la reducción de los salarios.

 

A las características mencionadas anteriormente, la investigadora Maristella Svampa agrega ciertas características o dimensiones que son comunes en la mayoría de los movimientos sociales, especialmente en América Latina:

• Territorialidad. Los movimientos sociales se van constituyendo como movimientos territoriales, es decir que tanto en el ámbito  urbano como rural, el territorio aparece como un espacio de resistencia, de resignificación y de creación de nuevas relaciones sociales.

• Acción directa. Adoptan la acción directa como metodología de intervención, es decir que actúan por fuera de los canales institucionales de representación y participación. Muchas veces la búsqueda de nuevos canales, no tradicionales, se da fuera del marco legal.

• Democracia directa. Buscan generar nuevas estructuras de participación en donde todos puedan intervenir en un plano de igualdad, sin ordenamientos jerárquicos. Las asambleas se configuran como los espacios principales para la toma de decisiones.

• Autonomía. Es el eje de la organización de muchos de los movimientos sociales. Buscan la autodeterminación, es decir, la condición de no depender de instituciones ni organizaciones formales, y la posibilidad de regirse por sus propias leyes y órganos de gobierno.

Todas estas características no son estáticas, pueden alterarse y sufrir cambios de manera continua dependiendo de la coyuntura.

También dentro del propio Estado se generan estrategias de incorporación de muchas organizaciones sociales. Reclamos que comienzan por vía no institucional, derivan en negociaciones dentro del Estado o en acuerdos con espacios partidarios.

Como dijimos anteriormente, los movimientos sociales comparten lazos de afinidad respecto de situaciones o conflictos que afectan al conjunto de sus miembros.

Dos teóricos han estudiado este fenómeno social, Alain Touraine y Alberto Melucci. Ellos afirman que para sostener los lazos los movimientos sociales utilizan elementos simbólicos que les permite a sus integrantes reconocerse dentro de una identidad compartida.

Esta identidad genera, por un lado, una identificación y afinidad con ciertos principios, pero por otra parte, establece una diferenciación con los modelos que son criticados y a los cuales se enfrenta la organización.

Así, la acción colectiva de los movimientos sociales se desarrolla también dentro de una dimensión cultural o simbólica desde la cual intenta producir un sentido diferente respecto de la situación que se pretende cambiar. Es decir,  trata de dotar de otro sentido, o significado al modo en que se concibe la realidad y para eso es necesario generar acciones desde  el plano de lo simbólico.

Muchos movimientos sociales utilizan la idea de “mística” (término proveniente de la esfera religiosa y está vinculado con la fe), para generar este sentido de pertenencia. De alguna manera, los movimientos sociales adoptan esta idea y la utilizan como aquella fuerza interior que les hace creer a la organización y a sus integrantes que es posible conseguir transformar el orden establecido.

De este modo, el uso de un conjunto de elementos simbólicos, como escudos, rituales, banderas, colores o canciones que identifiquen a los integrantes, es una característica común a todas las organizaciones o movimientos sociales.

El gran desarrollo tecnológico que en las últimas décadas tuvieron las telecomunicaciones ha dado lugar a que muchos movimientos sociales usen estas herramientas, tanto para buscar apoyo o adhesiones como para hacer conocer sus reivindicaciones. El empleo de estos nuevos canales de comunicación ha permitido mantener la continua conexión entre los miembros de una organización y establecer estrategias conjuntas en diferentes partes del mundo en el mismo momento.  En los últimos años, muchos movimientos sociales han encontrado en el ciberespacio su lugar de origen y luego, se han trasladado al espacio físico urbano.  En el terreno del ciberespacio los mensajes se difunden en segundos, escapando con mayor facilidad a cualquier control. Por lo tanto, Internet se ha vuelto una herramienta de la comunicación indispensable para cualquier movimiento social.

 

Balbiano, A y otros. (2013)  Política y ciudadanía. Edición Conocer más.  Buenos Aires. Edit. Santillana. (Pág. 168 a 170)